La bola de fuego

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Según la tradición oral y la cultura popular de los Llanos Orientales, Arauca y Vichada en las noches luctuosas huérfanas de luceros y de estrellas, los centauros llaneros han visto caer del cielo negro una "Bola de fuego", más grande y luminosa que la luna llena,esfera brillantísima que al hacer contacto con la llanura se reduce a una altura de cien metros y dentro de la bola se ve a una mujer hermosa de cuerpo fluorescente , montada en un corcel que caracolea, mientras ve bailar a un hombre decapitado por el cual lloran dos esqueletos.

Los llaneros dicen que la "Bola de fuego" es un espectáculo impresionante, un enigma que han tratado de explicar reproduciendo la leyenda de una mujer que asesinó a su esposo llanero por frecuentar los "Festivales de la Canción Llanera", el "Torneo Internacional del Joropo", el "Encuentro Mundial de Coleo", el "Festival de la Cachama", la "Feria del Cebú", el "Torneo Internacional del Contrapunteo" y la "Voz recia de Yopal", sin llevarla a divertirse y a desvestirse.
Los llaneros creen que los esqueletos son los hijos del matrimonio y explican que la viuda sedujo a uno de sus retoños y que cometió incesto y que al otro sucesor lo despachó para el otro mundo por rechazar sus placeres eróticos, por juzgarlos inmorales y pecaminosos.

Los llaneros cuentan que al morir la lujuriosa matrona, el diablo la elevó hasta la bóveda celeste para que implorara perdón a San Pedro y a Cristo y para que la dejaran entrar al "reino de los cielos".
Dicen que el portero del País Celestial se negó a permitirle integrar al paraíso ya que el "Sumo Hacedor" omnisapiente se dio cuenta de las pérfidas intenciones de Lucifer quien pretendía que la posesa lo sedujera.

Y que por ese motivo la regresó a los llanos en forma de meteorito luminoso para que rodara por el purgatorio de las planicies.
Expresan que desde entonces va "Bola  de fuego" a las puertas del edén etéreo a implorar la indulgencia sin conseguirla y que baja, sube y baja como un yoyó envuelta en una bola de fuego a las explanadas a espantar a los jinetes y a las rejoneadoras presentándose como una esfera luminosa, como una hoguera viviente que emite ondas caloríferos que paralizan e imantan a quienes la ven y/ que después de aterrorizarlos.
La "Bola de fuego" explota en miles de colores como un arco iris, emanando rayos ultravioleta, tormentas eléctricas y ocasionado sonidos de juegos pirotécnicos y alaridos estridentes.
 
Los llaneros relatan que lo insólito de la "Bola de fuego" es que al rodar no quema la vegetación, no seca los ríos, no daña a los animales, ni mata a los humanos.
Lo que si sucede es que los perros aúllan aterrados, que los alazanes relinchan incansablemente, que el ganado vacuno muge horripilado, que los búhos y las lechuzas alzan vuelo, que los cuervos traen mensajes tristes, que las luciérnagas y los cocuyos se funden y pierden su chispa; que las dantas, chigüiros, caimanes, osos hormigueros y felinos al verla se ocultan y que el viento se torna como el vaho de un horno crematorio.

Los llaneros que afirman haber presenciado a la "Bola de fuego" dicen que posteriormente a la aparición fabulosa, los nativos de la comarca sufren fiebre, pesadillas, alucinaciones, delirios, convulsiones, que caminan como sonámbulos, y que luego se vuelven supersticiosos, fanáticos religiosos y que se transfiguran en místicos que predican que la "Bola de fuego" es un mensaje divino, para que la humanidad se arrepienta de sus pecados antes de ser llamados a rendir cuentas ante el tribunal divino, o que de no arrepentirse el omnipotente "juez de vivos y de muertos" los condenará al infierno de los vivos y a existir hasta que fallezcan aquejados por la penuria, el enfermedad, la contaminación, la guerra, la hambruna e infelicidad.

Otros llaneros se han referido a la "Bola de fuego" en sus expresiones artísticas y canciones utilizando instrumentos musicales de la región como el arpa, el cuatro, la bandola, las maracas, el bandolín y el tiple.
Y ligan la "Bola de fuego" al mar verde, al embrujo llanero y al anochecer de la inmensa llanura surcada por ríos de oro de múltiples colores.

Autor: Asdrubal Lopez Orozco.
 

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