La tarasca
Según la tradición oral de Antioquia, Quindío, Risaralda, Caldas Tolima y Huila, por esos territorios paradisíacos deambula la Tarasca, un trasgo con figura antropomorfa que tiene extremidades de lagarto, cola de saurio, cabeza de tortuga, boca de caimán en la cual hospeda a esqueletos humanos. Refieren que han visto a la Tarasca hostigando animales silvestres y engullendo peces y que su apetito es insaciable. Afirman que después de darse un banquete, el engendro eructa, que su vaho es somnífero y que con su larguísima lengua es capaz de manear o ligar a varias personas o ganado.
La bola de fuego
Según la tradición oral y la cultura popular de los Llanos Orientales, Arauca y Vichada en las noches luctuosas huérfanas de luceros y de estrellas, los centauros llaneros han visto caer del cielo negro una "Bola de fuego", más grande y luminosa que la luna llena,esfera brillantísima que al hacer contacto con la llanura se reduce a una altura de cien metros y dentro de la bola se ve a una mujer hermosa de cuerpo fluorescente , montada en un corcel que caracolea, mientras ve bailar a un hombre decapitado por el cual lloran dos esqueletos.
El vaquero del otro mundo
Según la tradición oral y la cultura popular de la mágica, sorprendente y calurosa región Caribe de Colombia, en las planicies, haciendas y hatos anegados por manadas de ganado cebú, romosinuano y criollo, las noches alegradas por la luna llena.
La leyenda de Francisco el hombre
Cuenta la tradición oral y la cultura popular del Valle de Upar, que una noche sembrada de estrellas, celosa, fresca y serena. Francisco regresaba montado en un manso burro, tocando su acordeón cantando y bebiendo whisky, por un camino solitario y polvoriento delimitado por palmeras soberbias y árboles frondosos a su pueblo.
La leyenda de Furatena
Hace mucho tiempo en el fantástico reino de los indios Muzos ubicado en los lares en donde hoy se halla Pauna, Otanche, Borbur, Muzo, Quipama, Coscuez y otros municipios del departamento de Boyacá.
Un día inmemorial del inmenso río Magdalena, se encumbró y endiosó una gigantesca sombra en la cual las nubes, las estrellas y el sol parecían lunares, oscuridad que se suspendió levitando sobre el río Carare "el río de dios".