La pulga y el hombre
Un hombre, muy enojado con una pulga, la agarró por fin, y le dijo:
¿Quién es usted que se atreve a alimentarse de mis miembros, y darme tanto problema para poder atraparle?
La pulga contestó:
Un hombre, muy enojado con una pulga, la agarró por fin, y le dijo:
¿Quién es usted que se atreve a alimentarse de mis miembros, y darme tanto problema para poder atraparle?
La pulga contestó:
Un hombre rico se mudó a vivir cerca de un curtidor, e incapaz de aguantar el olor desagradable de la curtiduría, presionó a su vecino para que se marchase de la vecindad.
El curtidor aplazaba su salida una y otra vez, diciendo siempre que él se marcharía pronto.
Dos mulas bien cargadas con paquetes andaban con dificultad por el camino. Una cargaba sacos con dinero, y la otra llevaba granos.
La mula que llevaba el dinero andaba con la cabeza erguida, como si supiera del valor de su carga, y movía de arriba abajo las campanas sonoras sujetadas a su cuello. Su compañera seguía con el paso tranquilo y silencioso.
Una pantera, por alguna desgracia, cayó en un hoyo. Varios pastores la descubrieron, y algunos lanzaron sobre ella palos y piedras, mientras que otros, movidos por la compasión hacia quien va a morir, y sabiendo que no podría hacerles ningún daño, le lanzaron algún alimento para prolongar su vida.
Un asno congratuló a un caballo por ser tan generosamente alimentado y cuidado, mientras que él mismo tenía apenas lo mínimo para comer y además le correspondía hacer un trabajo difícil. Pero cuando la guerra estalló, un soldado pesadamente armado montó al caballo, y llevándolo al campo de batalla, lo introdujo en medio del enemigo.
Un mosquito, para alimentarse, se posaba sobre la cabeza desnuda de un hombre calvo, quien procurando destruirlo, se dio una pesada palmada.
Huyendo, el mosquito dijo en tono burlón:
El aceituno ridiculizaba a la higuera porque, mientras él era verde todo el año, la higuera cambiaba sus hojas con las estaciones.
Un águila, abrumada con una pena, se sentó sobre las ramas de un árbol en compañía de un Milano.
¿Por qué, tienes una mirada tan pesarosa? dijo que el Milano.
Busco, un compañero conveniente para mí, y no he sido capaz de encontrarlo. contestó ella.